Leyenda Argentina de Felicitas Guerrero
La leyenda de Felicitas Guerrero
Elegí de muchas leyendas argentinas, la de Felicitas Guerrero. No sé si conozcan su historia pero es digna de ser contada. Mas que una leyenda es un hecho real.
Su biografía dice que ella era nacida en Buenos Aires y su nombre completo era Felicia Antonia Guadalupe Guerrero y Cueto. Había nacido un 26 de febrero del año 1846 y falleció en Buenos Aires un 30 de enero del año 1872. Era una joven acomodada económicamente toda una dama porteña y considerada por la gente como la mujer más hermosa de la Republica Argentina, solo que lamentablemente terminaría su vida de forma trágica ya que fue asesinada.
Con el correr del tiempo la joven con solo 15 años de edad fue obligada a casar con Martín de Álzaga, un matrimonio por conveniencia que habían arreglado sus padres (de ahí su fortuna). Solo que en pocos años quedó viuda, sola, ya que tuvo dos hijos, uno murió con víctima de la fiebre amarilla y el segundo nació muerto. Así que con 26 años era dueña de una de las fortunas mas grandes de aquellas épocas del lejano Buenos Aires.
Años después Felicitas se compromente en matrimonio con Sáenz Valiente, cosa que conmovió a la sociedad de aquellos tiempos.
Volvía de hacer compras en la ciudad de Buenos Aires preparándose muy atareada para la inauguración de un puente de hierro del ferrocarril del Sur del río Salado que bordeaba su estancia "La Postrera", y simultáneamente estaba con los preparativos de su boda con Sáenz Valiente.
Con el correr del tiempo la joven con solo 15 años de edad fue obligada a casar con Martín de Álzaga, un matrimonio por conveniencia que habían arreglado sus padres (de ahí su fortuna). Solo que en pocos años quedó viuda, sola, ya que tuvo dos hijos, uno murió con víctima de la fiebre amarilla y el segundo nació muerto. Así que con 26 años era dueña de una de las fortunas mas grandes de aquellas épocas del lejano Buenos Aires.
Años después Felicitas se compromente en matrimonio con Sáenz Valiente, cosa que conmovió a la sociedad de aquellos tiempos.
Volvía de hacer compras en la ciudad de Buenos Aires preparándose muy atareada para la inauguración de un puente de hierro del ferrocarril del Sur del río Salado que bordeaba su estancia "La Postrera", y simultáneamente estaba con los preparativos de su boda con Sáenz Valiente.
En poco tiempo Felicitas se fue a su quinta de Barracas, allí su tía Tránsito Cueto le aviso que un aniguo pretendiente la estaba buscando, era Enrique Ocampo, quien estaba por cierto muy celoso con la relación que Felicitas tenía con Sáenz Valiente. Cuando su prometido se entera que la buscaba Don Enrique, decidió ir a la estancia de su prometida, temiendo que algo malo pudiera suceder.
Felicitas al saber que Ocampo se encontraba entre los invitados le rogó a su tía Tránsito que lo despidiera con cualquier excusa aunque fracasara en su intento. Finalmente, ella accedió y le dijo a su tía que él la esperase en la sala de invitados de su mansión o escritorio.
Ella subió hasta sus habitaciones para dejar sus pertenencias y colocarse el vestido elegido para la fiesta, luego, descendió al comedor a saludar a su familia y a su prometido, para después dirigirse al jardín poblado de invitados. Después pidió que la excusaran porque debía ir al interior de la casa ya que en el escritorio, separado del comedor por un corredor y un pasillo, estaba aguardándola Enrique Ocampo, ofreciéndose sin éxito su amiga —Albina Águeda Casares y Rodríguez Seguí— para acompañarla. Su hermano Antonio Guerrero (de 14 años de edad) y su primo Cristián Demaría (de 22 años) la escoltarían en secreto y escucharían a través de la ventana del jardín para protegerla.
Una vez allí y entre otros comentarios, Enrique Ocampo le preguntó directamente a Felicitas: "¿Te casás con Samuel o conmigo?", rompiendo la discreción del diálogo, todos los invitados notaron que, desde otras partes de la mansión se comenzaba a escuchar una fuerte, acalorada y corta discusión, en donde Ocampo sacaría un revolver —Le Forcher calibre 48— de su bolsillo, gritando: "¡O te casás conmigo o no te casás con nadie!".
Al notarlo, Felicitas trató de escapar a través del jardín ubicado entre la mansión y el oratorio familiar —la actual sacristía de la iglesia Santa Felicitas— pero su pretendiente le disparó por la espalda, hiriéndola a la altura del omóplato derecho, en el ángulo superior interno que había desviado fatalmente el proyectil hacia la columna vertebral, dañando seriamente la médula espinal y varios órganos, según el protocolo de los médicos que la revisaron, siendo estos los doctores Manuel Blancas, un conocido médico porteño, y Mauricio González Catán.
De este desafortunado hecho hubo muchas versiones, que Ocampo después de matar a Felicitas se suicidó, que su hermano y primo lo mataron, o que simplemente fue un tiro que se disparó accidentalmente de su propia arma.
Felicitas y Enrique fueron los dos sepultados en el cementerio de Recoleta. La leyenda nace en realidad, cuando los padres de la joven hicieron construir un templo para recordarla en la calle Isabel la Católica, en el lugar donde se desarrollaron los hechos, los vecinos han comentado que las campanas se agitan suenan solas y que hay parejas que se han tirado de la torre aunque no se sabe a ciencia cierta que estas muertes hayan ocurrido en realidad. Pero hay otra leyenda aún peor, que si tocas por error o no la estatua de Felicitas con su hijo difunto te llenaras de muchas desgracias. Otra leyenda dice que si cada 30 de enero atas un pañuelo blanco a la reja de la iglesia sucederá que tu amor llegará y se quedará para siempre y más aún si uno pide estar con ellos.
Pero de todas estas leyendas la que más me llamó la atención es que esta iglesia está llena de gatos y que cuando pasas los mismos te miran fijo, es probable que la gente suponga que hay un fantasma o se esté protegiendo una entidad. Solo que la verdad de esta leyenda la conocen sus verdaderos protagonistas, Felicitas Guerrero Cueto y el celosamente apasionado Enrique Ocampo.
Espero les haya interesado la leyenda a la brevedad dejaré algún poema de mi autoría o alguna leyenda nueva que nos llegue al corazón o nos llene de temor, pero eso solo tu puedes descifrarlo.
Muy bonito relato, desconocía la historia , pero me encantó leerla y recrearme en ella. Gracias por compartirla
ResponderEliminarMuy lindo el relato, más cuando es una historia verdadera y cierta, con sus lados grises propio del poder en su momento.
ResponderEliminarGracias, mi familia trabajo con los Guerrero y conocí la historia como acurrió mis tataraabuelos estaban cuando ocurrió ese momento tan desafortunado.
EliminarSi, muy interesante. Debo reconocer q mi gusto por la misma lleva un plus a favor. Pues me gustan los cuentos de leyendas. Bien llevado el relato para confundir al lector entre la leyenda y realidad. Esa mezcla de personajes q existieron y terminaron en tragedia aumentan las ganas de los contemporáneos de la época, en inventar leyendas fantasmagórica s. Me gustó. Un aplauso para la autora
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarPerdon Luciana toque mal alguna tecla y borre tu comentario. Mil disculpas
EliminarMuy buen contado el relato de esta historia con el trajino final,felicidades para la escritora
ResponderEliminarHermosa y conmovedora historia! Más aún si recordamos que nuestros antepasados vivieron al servicio de la familia de Felicitas Guerrero. Mucha suerte!
ResponderEliminarmuy lindo mi corazon,te felicito...
ResponderEliminar